sábado, 17 de diciembre de 2011

En la recta final hacia el guión.

Finalmente, tras participar durante todo el año lectivo de propuestas cuyo objetivo fue estimular la imaginación creativa y fomentar el amor por la palabra, los alumnos escribieron -o seleccionaron entre sus textos ya escritos- el relato encargado de dar origen al guion para la realización de un cortometraje.


He aquí los relatos que los alumnos han escrito:



                           El jardín de los sueños   
                                                                 por Natalia Durand

Despierta, dice una voz que retumba en tus oídos. La oscuridad deja paso a un matiz gris que cubre tus ojos y, poco a poco, a medida que despiertas, la claridad comienza a dibujar luces, colores y formas.
Te encuentras en la orilla de un río, una corriente de aguas cristalinas que discurren tranquilas entre los árboles y flores de un jardín.
Te preguntas dónde estás y una suave voz te contesta que te encuentras en el jardín de los sueños. Quien te habla es una mariposa, sus alas parecen reflejar los maravillosos colores del jardín. Muy confundido, le preguntas quién es, ella te responde que vaga por este jardín ayudando a alcanzar los sueños de las personas que llegan por allí. Sus alas las forman todos los pequeños sueños que alguna vez le susurraron, todos sus colores reflejan los deseos que las personas anhelan a lo largo de sus vidas. A medida que habla, abre sus alas y vuela por el jardín. Tú la sigues y te sorprendes al ver que el jardín se extiende casi hasta el infinito en todas direcciones, brillando con increíbles colores, tonos y matices. Pasan al lado de árboles, plantas y flores de formas muy extrañas, cada uno de ellos es único.


La mariposa comienza a ascender hasta llegar a la cima de una montaña, donde se posa sobre tu mano y te pide que le cuentes tu deseo. Le susurras tu petición y ella vuela en libertad elevándose al cielo, llevándose todos los deseos que vuelan para convertirse en realidad.
De a poco la luz se vuelve más brillante y el recuerdo del jardín y de la mariposa se va borrando de tu mente.



                     De luces, sombras y caminos
                                          por Natalia Martín

Tiempos apagados, niebla y  velos oscuros.  Días de plaza y luces.  
Él era uno más en la vida, y era distinto.
Pasaban sus días, entre lo blanco y lo negro, sin brillo.
Algunas veces sintiéndose  gris, sabía de caminos pero no encontraba el suyo.
En una de las idas y vueltas cayó en la oscuridad. Oídos sordos, ojos sin ver, pérdida total.
Las cosas suceden por alguna razón y en ese vacío vio la luz, y pequeñas luciérnagas que lo abarcaron todo se encendieron.


Comenzó a salir, a ver estrellas, campos y nuevos senderos.
Nunca más se dijo “Si esto no hubiese pasado…” para pasar a decir “Tal vez de otra forma no hubiese llegado”
Tampoco olvidó, porque él nunca olvida, de disfrutar del camino que lo une a su objetivo. Ya nunca más se olvidó…porque olvidarse sería dejarse caer otra vez.
Sus historias siempre tenían un dejo de tristeza, pero ésta obtuvo un final feliz: una Nueva Vida.




Palabras al viento
                                         por Rocío Roh

De repente una invasión de silencio se presentó a mí alrededor, paralizando por un segundo el mundo y dando paso a un profundo pensamiento sobre mi existencia.

Una tarde como cualquier otra decidí emprender viaje, ascender al cielo y dejar que el viento me lleve sin rumbo alguno.
Desde arriba siempre todo se veía tan distinto, quizás porque ella siempre me acompañaba, pero debía comprender que ya no estaba junto a mí.
Pero ese era mi momento, en el cual transitaría por la vida de forma solitaria en busca de la felicidad. Sabía que podía surgir cualquier improvisto, o problema, y sí, unas pequeñas gotas cayeron sobre mí, el cielo cambió de color y los rayos iluminaron el camino. Todo fue muy rápido, la tormenta pasó, volvió a salir el sol y mi viaje continuó.

El paisaje comenzó a cambiar, ya estaba sobre las montañas, era otro clima, y yo seguía en pie, pero no sabía hasta cuándo. Otra vez sentí que algo malo iba a suceder, porque el viento ya no soplaba como antes, yo comenzaba a descender de a poco, y de repente, quedé enganchado en una rama de un árbol, tiré y tiré pero no pude soltarme, por suerte unas pequeñas ráfagas de viento resolvieron mi problema y pude continuar el viaje.


Seguí descubriendo nuevos horizontes, infinitos campos verdes, alguna que otra pequeña casa con chimenea humeante y el canto de los pájaros que zumbaba a mi alrededor. Y la noche me sorprendió otra vez, pero esa vez fueron estrellas las que bailaron junto a mí, convirtiendo la inmensa oscuridad en un hermoso día.

Miré hacia abajo y me dí cuenta que estaba planeando sobre el mar, el sonido de las olas hacían eco en el infinito  y el viento que soplaba más fuerte que antes trajo hacia mí un sonido muy suave y delicado. Entre las nubes divisé una ballena que viajaba sonriente cantando quién sabe a dónde, pasó cerca de mí y siguió mar adentro.
Al levantar la vista una montaña de granos dorados estaba allí, intacta, una isla, un nuevo paisaje para disfrutar. Miré las verdes palmeras y a lo lejos creí ver un pequeño pájaro volando, pero cada vez se acercaba más y más, su silueta me era algo conocida y cuando la tuve frente mío el mundo se detuvo. No creí que en ese largo laberinto de errores y aciertos iba a encontrar la felicidad volando.
 




Instantes
                                                        por Yamila Chaix

Y desde mi ventana te vi bailar… Caminabas sobre calles surrealistas, volabas en tu imaginación.
Mientras unas gotas vagas comenzaban a caer, dejaste que bañaran tu cuerpo y te vistieran de verano. Llevabas en la mano un paraguas cerrado y en la otra, una bella flor que acariciaba tu rostro de vez en cuando, más precisamente cuando deseabas recordar el aroma de la primavera.
La gente te observaba sin comprender, yo fui el único que reparó en tal sublime danza. Te admiré.
Sonreías como si por ello te pagaran; no, sonreías como si nada te importara, sí.  Como si fueras la persona más feliz del mundo, fuiste madre orgullosa de un hijo, fuiste novia enamorada, fuiste mujer apasionada, fuiste una trabajadora a quien le acaban de reconocer un muy buen desempeño. Estabas feliz… lo pude notar. Y tu sonrisa inconscientemente produjo dentro en mí algo que deseó imitarla.
¿Quién dijo que no nos alegramos con la felicidad de los demás? Sin conocerte, solo con mirarte, amé tu vida, amé tu instante. Fui feliz por vos y fui feliz por mí.
Parecías un ave libre por el aire, inclinaste tu cara al cielo y giraste en el lugar varias veces. Quise abrazarte. Cual hoja seca que trae el otoño te dejaste llevar.
Y ahí quedé, detrás de mi ventana olvidé el duro invierno que me golpeaba… Hacía varios días que había dejado de reparar en la sencillez de lo bello… Gracias a tu pasar, tanto frío estaba mermando y vos ahí… Sin saber que un pedacito de tu vida había cambiado absolutamente del todo la mía.